martes, 25 de octubre de 2011

Etapas del Imperio Romano


El Alto Imperio Romano

Octavio consiguió añadir a los títulos de emperador y cónsul (43 a.C.) el de princeps senatus (28 a.C.) y el de princeps, para abdicar de todos los cargos judiciales y conseguir que el senado le nombrara Augustus (27 a.C.), lo que le otorgaba una categoría de semidiós y le permitía, con el otorgamiento por parte del senado en el 23 a.C. de un imperium perpetuo y superior al resto de magistraturas, completar el círculo de su poder omnímodo. Con el senado en sus manos, las magistraturas sometidas y el respaldo del ejército, Octavio gobernó prácticamente como monarca absoluto. La pax romana reinó en el imperio, se normalizaron las costumbres y se restauró la religión tradicional. Octavio acometió grandes obras públicas y de ingeniería, llevó a cabo una profunda reforma administrativa y protegió mediante mecenazgos las artes y las letras. Los ejércitos romanos lucharon contra los germanos en las regiones del Rin y el Danubio, conquistaron Judea y, dirigidos por el propio Octavio, terminaron con los últimos focos de resistencia cántabro-astures que quedaban en el norte de Iberia.
El gobierno de las grandes dinastías

Muerto Octavio sin sucesión directa, fue elevado al trono Tiberio (14-37 d.C.), quien inauguró la dinastía Julio-Claudia. Tiberio colaboró estrechamente con el senado y dictó medidas muy favorables para las provincias. Le sucedió Calígula (37-41 d.C.), un desequilibrado que murió asesinado a manos de los pretorianos, los cuales cedieron el poder a su tío Claudio (41-54 d.C.), que anexionó las provincias de Mesia, Tracia y Britania. Claudio murió asesinado por su mujer, Agripina, y le sucedió el hijo de ésta, Nerón (54-68 d.C.). Después de unos años de buen gobierno, Nerón obligó a Séneca a suicidarse y emprendió grandes persecuciones contra los cristianos. Le sucedió Flavio Vespasiano (69-79 d.C.), fundador de la dinastía Flavia, que restauró la paz, tuvo que hacer frente a la guerra de Germania y mandó construir grandes edificios. Le sucedieron Tito (79-81 a.C.), en cuyo reinado se produjo la destrucción de Jerusalén y la diáspora judía, y Domiciano (81-96 d.C.).
La etapa de mayor extensión del imperio

Desde la muerte de Domiciano (96 d.C.) hasta la de Marco Aurelio (180 d.C.), Roma vivió la etapa más próspera de toda su historia. El Imperio llegó a su mayor extensión con Trajano (98-117 d.C.), general español que fortificó los limes de Germania y conquistó la Dacia, la Arabia Pétrea, Armenia y Mesopotamia. Su sucesor, Adriano (117-138 d.C.), fue un gran reformador de la administración pública, remodeló el ejército y fortificó parte de las fronteras. Marco Aurelio (161-180 d.C.) luchó contra los pueblos bárbaros. Su hijo y sucesor, Cómodo (180-192 d.C.), fue asesinado. Entonces, las legiones del Danubio elevaron al trono a Septimio Severo (193-211 d.C.), que restableció la unidad e inició la dinastía de los Severos. Extinguida la dinastía de los Severos con el asesinato de Alejandro Severo en 235 d.C., el imperio pasó por un período de anarquía: los emperadores eran nombrados por los ejércitos, algunas zonas del Imperio se separaban y el Estado y el pueblo se empobrecieron.
Bajo Imperio: Crisis y hundimiento

Para imponer sus reformas, Diocleciano (285-305 d.C.) acentuó el carácter absolutista y autoritario del Imperio, al que dividió en cuatro regiones gobernadas por dos emperadores, él y Maximiano (286-310 d.C.), y dos césares, Constancio Cloro y Galerio (305-311 d.C.), los cuales debían suceder automáticamente a los emperadores. Diocleciano abdicó en el año 306 d.C. y obligó a Maximiano a que también lo hiciera. Los dos césares pasaron a ser augustos y se nombraron dos nuevos césares. Pero la muerte de Constancio desató las ambiciones y arruinó la tetrarquía. Al poco tiempo fueron seis los pretendientes que lucharon por el trono, hasta que Constantino (306-337 d.C.), hijo de Constancio, logró imponerse a los demás. Constantino trasladó la capital del Imperio a Constantinopla, consolidando así el predominio de Oriente. Siguió una política favorable a los cristianos al permitirles practicar libremente su religión (edicto de Milán, 313 d.C.), y convocó el concilio de Nicea (325 d.C.), en el cual se condenó la herejía arriana. Juliano (361-363 d.C.) se enfrentó a Constantino y, tras el fallecimiento de éste, quedó como único emperador. Los emperadores que le siguieron tuvieron que enfrentarse al creciente peligro de las invasiones de los bárbaros, que amenazaban desde hacía tiempo al Imperio, cuando éste ya mostraba síntomas inequívocos de decadencia interna.
Durante varios años el Imperio fue regido por el gobierno tripartito de Teodosio (379-395 d.C.), Graciano y Valentiniano II. Al morir los dos últimos, el Imperio vivió con Teodosio el último período de unidad.
La división del Imperio por Teodosio
Teodosio repartió el Imperio en dos: el de Oriente para su hijo Arcadio (395-408) y el de Occidente para Honorio (395-423). Este último no pudo impedir la entrada de los godos en Roma ni la pérdida de Hispania, Galia y Britania. A la muerte de su sucesor, Valentiniano III (423-455), el Imperio de Occidente entró en su fase final. Se sucedieron nueve emperadores en veinte años. En 476, Odoacro (434-493) depuso al último emperador, Rómulo Augústulo. Los pueblos germánicos, que habían servido como mercenarios en el ejército romano, se adueñaban del Imperio de Occidente, pero el de Oriente se mantendría todavía diez siglos.

La República y el inicio de la lucha de clases


La república y el inicio de la lucha de clases

Los comienzos de la república romana estuvieron marcados por el enfrentamiento entre la élite oligárquica y la masa de la población, la plebe, que quedó exclu7ida de los mecanismos de participación política concebidos por el nuevo régimen.
La caída de los Tarquinos y el colapso de la Monarquía significaron un corte profundo en la evolución política de Roma. La toma del poder por parte de los patricios, las viejas familias-“gens”- aristocráticas de origen latino, sabino y etrusco que habían encabezado la revolución que derribó a Tarquino el Soberbio, trajo consigo un nuevo régimen, la república, cuya propia etimología (res pública: cosa del pueblo) ya anticipaba sus pilares básicos: representatividad y participación política, frente a la monarquía y el poder absoluto del período anterior. 


Pero la república no supuso, en la práctica, el reparto equitativo del poder. La nobleza ocupó de inmediato todos los resortes del poder. La nobleza ocupó de inmediato todos los resortes del nuevo orden republicano y excluyó a la plebs, la amplia masa de la población, de la participación política en las instituciones. En esta deriva oligárquica se encuentra el germen del largo litigio que enfrentará a patricios y plebeyos por espacio de dos siglos.
Las instituciones republicanas
El nuevo régimen necesitaba nuevas instituciones para gestionar el poder de las viejas familias. Y el reparto de ese poder exigía, en virtud del principio de representatividad de la joven república, hallar una fórmula de equilibrio para evitar que ninguna de esas gens se alzase con la hegemonía política. Del consenso patricio nace la magistratura. La nueva institución es electiva y bifronte: dos magistrados elegidos por las familias patricias por un período de un año y que ejercen de manera colegiada sus responsabilidades.


Esclavos

La magistratura, que luego registraría una notable evolución con la inclusión de nuevos cargos (pretores, censores, cuestores), afianzó así la capacidad ejecutiva –por delegación- de la capa dirigente, mientras que la deliberada interinidad del cargo y su matriz electiva, fruto del acuerdo entre élites, neutralizaba las posibles tentaciones caudillistas en las que pudieran caer algunos magistrados díscolos.
Junto con los magistrados –más tarde llamados cónsules-, el Senado constituye una pieza de primer orden en la estructura del estado. Nexo entre el viejo régimen monárquico y el nuevo orden republicano, el antiguo consejo regio pasó a ser en la república una institución que fiscaliza la acción de gobierno de los magistrados. Convertido en cámara de representantes de la oligarquía, pues forman parte de los patres (las cabezas de familia aristocráticas) y los ex magistrados en número de 300 miembros, el Senado velará para que las decisiones tomadas por el poder ejecutivo no colisionen con los intereses de estrato dirigente.
  



Desigualdad jurídica

La difícil coyuntura exterior a la que debe enfrentarse la joven república tendrá una incidencia capital en su posterior evolución política. Y sólo es posible calibrar la importancia de esas urgencias exteriores si se comparan con las enormes repercusiones que tuvieron en el plano interno.
A principios del siglo V a.C., Roma ejerce su supremacía en el Lacio, pero su poder está aún lejos de ser hegemónico. Los intentos de los pueblos latinos por liberarse de ese dominio desembocaron en una sublevación encabezada por el caudillo Túsculo. Aunque la lucha se resolvió del lado romano, el tratado de paz, suscrito en Roma en tablillas de bronce y conocido como foedus Cassianum, reconoció a los latinos como ciudadanos con el mismo rango. Otra consecuencia importante del tratado fue la plena integración de Roma en la liga Latina.

Patricio
Latinos y romanos apenas tuvieron tiempo de digerir su alianza. Ecuos, auruncos y volscos, integraban un frente de tribus itálicas, que junto con las ciudades estado etruscas, constituían una fenomenal amenaza para Roma. Con el fin de asegurar las fronteras, la liga Latina organizó expediciones militares y fundó colonias comunes que frenaron la presión itálica. Pese a los éxitos militares, la “amenaza mortal” sobre Roma subsistió en el imaginario colectivo: de la leyenda del traidor Coriolano avanzando sobre la ciudad a la cabeza de los feroces volscos, hasta el conflicto real con la ciudad etrusca de Veyes.
Esta situación impuso el despliegue de todas las fuerzas militares, lo que provocó una sangría humana y económica continua. Nada tiene de extraño, por tanto, que la población de Roma, excluida del poder político, se preguntara por la razón que la obligaba a hacer frente a todas aquellas cargas. Si bien las exigencias derivadas de este clima bélico eran un factor importante de ese malestar, existían causas más profundas que tenían su origen en la desigualdad jurídica y política que padecía la clase plebeya.
Desde el punto de vista del derecho civil, la plebs romana era libre, pero jurídicamente sus componentes no eran ciudadanos. Originariamente, el plebeyo era más bien un cliens –cliente, dependía de una gens –familia noble- y, al carecer de capacidad jurídica, tenía que hacerse representar en un juicio por su patronus (protector). También la población rural pertenecía a la clientela, pues los nobles tenían posesiones en el campo.

Pirámide de jerarquías políticas
La recluta forzosa en función de la nueva táctica militar de la falange, que exigía el concurso de grandes contingentes de población, despertará definitivamente la conciencia de clase entre los plebeyos. En realidad, no se trata de discutir a la aristocracia su función dirigente, sino de decidir conjuntamente los asuntos políticos y de equiparse con ella en el plano del derecho privado. Todo esto interesa en primer término a las familias plebeyas económicamente pudientes –las classis-, aunque para la mayoría de la población la aspiración mas urgente es suprimir la esclavitud por deudas.

La República Romana


La República Romana



En el siglo I a.C., Roma vivió una fuerte agitación social y fue gobernada por generales que compaginaban las tareas del gobierno con la dirección de las campañas militares en el exterior.



Esta época estuvo también llena de intentos reformistas que acabaron en fracasos, como la distribución de tierras a los pobres impulsada por los hermanos Cayo (153-121 a.C.) y Tiberio Graco (161-133 a.C.)
El Primer triunvirato y el gobierno de César

Para frenar estas reformas, la oligarquía romana cedió el gobierno a Lucio Cornelio Sila (138-78 a.C.), el cual, tras aplastar a los partidarios de Mario (157-86 a.C.), actuó como dictador y modificó la constitución a favor de los patricios.

A Sila le sucedió su yerno Pompeyo (106-48 a.C.), insigne militar que, además de incorporar Siria, Judea, Creta y el Ponto, supo pacificar Roma y terminar con la guerra de Asia. Cuando Pompeyo regresó de sus campañas, formó el primer triunvirato con Julio César (100-44 a.C.) y Craso (115-53 a.C.). César recibió el mando de las Galias y la Iliria; en dos años sometió las Galias, atravesó el Rin y realizó dos expediciones a las islas Británicas. Muerto Craso, la enemistad entre Pompeyo y César se agudizó hasta desembocar en una auténtica guerra civil, en la cual los ejércitos de César se impusieron a los ejércitos de Pompeyo.


Julio César tuvo entonces las manos libres para restaurar un régimen dictatorial, acumulando todo tipo de títulos y privilegios propios de un monarca oriental.
En esta situación abundaron las conjuras de los partidarios de Pompeyo y de los senadores, descontentos del cariz que estaba tomando la República con las reformas de César, hasta que, con el concurso de su hijo adoptivo, Bruto, lo apuñalaron en el senado en el año 44 a.C. no obstante, los asesinos de Julio César no pudieron restaurar la tradición republicana.
El segundo triunvirato: el ascenso de Octavio al poder

Tras el asesinato de César, la dictadura recayó en manos de su jefe de caballería, Marco Antonio (83-30 a.C.), pero pronto entró en escena Cayo Octavio (63 a.C.-14 d.C.), sobrino de César.

Después de un año de guerras civiles, Octavio propuso a los otros cónsules, Marco Antonio y Marco Emilio Lépido (muerto hacia 13 a.C.), la formación del segundo triunvirato, que sentenció, con su victoria en filipos (42 a.C.), las últimas reacciones republicanas. Pasados cinco años de triunvirato, estalló la guerra entre Octavio y Marco Antonio.


Lépido había quedado progresivamente arrinconado y Marco Antonio se hallaba desprestigiado por ser considerado en Roma como un juguete en manos de la reina Cleopatra de Egipto. La decisiva batalla naval de Actium (31 a.C.) se saldó con la victoria absoluta de Octavio. Antonio y Cleopatra, perseguidos por Octavio hasta Egipto, se suicidaron y éste regresó triunfante a Roma en el año 29 a.C., y estableció la paz del Imperio, que duró un largo período.

Roma y Cartago


La expansión por el mediterráneo




Una vez dueños de la península Itálica, los romanos se lanzaron a la conquista del Mediterráneo. La poderosa Cartago, con la que se había establecido en 348 a.C., un tratado que delimitaba las respectivas áreas de influencia fue el primer enemigo que habría que batir para establecer su dominio sobre el Mediterráneo central y controlar el comercio marítimo, las explotaciones agrícolas y la producción minera, actividades en las que los cartagineses habían demostrado gran habilidad. Las luchas entre ambos se conocen como las guerras púnicas, porque los romanos denominaban punos a los cartagineses.
Las guerras púnicas

Durante la primera guerra púnica (264-241 a.C.), cuyas hostilidades se iniciaron por el ataque cartaginés a Siracusa, los romanos formaron rápidamente una escuadra que, tras perder las primeras batallas, liquidó las naves cartaginesas en las islas Egates; éstos tuvieron que aceptar la paz y cederles Sicilia y Cerdeña.



La pérdida de sus posesiones, que suponía para Cartago la falta de materias primas y la imposibilidad de reclutar mercenarios, así como el pago de tributos de guerra, era una pesada losa para los cartagineses, por lo que la nueva familia influyente de Cartago, los Bárcidas, decidió intervenir militarmente en la península ibérica. Amílcar Barca desembarcó en Gadir (Cádiz), conquistó el sur y extendió el dominio púnico hacia el sudeste, fundando Carthagonova (Cartagena).
La firma de un nuevo tratado (226 a.C.), estableció los límites de influencia entre Roma y Cartago en la península Ibérica, pero los sucesores de Amílcar, su yerno Asdrúbal y, asesinado éste, su hijo Aníbal, continuaron la expansión y atacaron la colonia protegida de los romanos, Sagunto. La ocupación de Sagunto por Aníbal (247-183 a.C.) fue el inicio de la segunda guerra púnica (218-201 a.C).

Aníbal estaba convencido de que sólo se podría derrotar a Roma en su propio territorio, por lo que atravesó los Alpes con un gran ejército, venciendo y aniquilando a los romanos en Tesino, Trebia, Trasimeno y, sobre todo, en Cannas (216 a.C.). A continuación, Aníbal se dirigió hacia Roma, pero sin decidirse a atacarla. Mientras, la guerra se desplazó hacia Iberia: Publio Cornelio Escipión (235-183 a.C.) ocupó Carthagonova (209 a.C.), derrotó a los cartagineses en Illipa y se apoderó de Gadir. Luego se dirigió a África y amenazó directamente a Cartago; Aníbal acudió a defenderla y fue derrotado en la batalla de Zama o Barragara (202 a.C.).

Anibal de Cartago

Con esta derrota, Cartago perdió definitivamente sus posesiones en el Mediterráneo, en la península ibérica y en África (con la devolución al reino númida de sus posesiones), y se convirtió de hecho en una colonia romana. Una vez expulsados los cartagineses de Iberia, los romanos iniciaron su conquista, que se prolongó hasta el reinado de Augusto (63 a.C.-14 d.C.)




La última etapa de la expansión mediterránea

La firma de la alianza de Filipo V de Macedonia (h. 238-179 a.C.) con Aníbal sirvió de pretexto para que los romanos ocuparan Grecia. Las victorias de Cinocéfalos (197 a.C.) y Pydea (168 a.C.), en las dos guerras macedónicas, pusieron a Macedonia bajo el total dominio romano. Poco después, el rey de Siria, Antíoco III (223-187 a.C.), aliado de los griegos, fue vencido en las Termópilas y posteriormente en Magnesia (190 a.C.).

Roma había ocupado en el año 122 a.C. la llanura del Po y el sur de las Galias, y en 123 a.C. la llanura del Po y el sur de las Galias, y en 123 a.C. las islas Baleares. El Mediterráneo era ya el “Mare Nostrum” (Nuestro Mar).

Los orígenes de Roma


Los Orígenes de Roma

Hacia el año 1000 a.C. llegaron a la región del Lacio los latinos, pertenecientes al pueblo itálico. En las colinas situadas junto al río Tiber fundaron pequeños poblados y se unieron en la Confederación latina. Una de estas aldeas, la futura Roma, fue invadida por los etruscos, que la urbanizaron y protegieron con murallas haciendo de ella una auténtica ciudad.

Pinturas de época

A finales del siglo VI a.C. los romanos expulsaron a los etruscos y cambiaron a los antiguos reyes por un sistema de gobierno republicano. Aparecieron en este momento dos instituciones que tendrán gran importancia en la futura historia romana: el senado, formado por los jefes de las distintas gens, y los cónsules.

Pinturas de época
El poder creciente de los romanos los enfrentó a sus vecinos. Así, Roma, durante el siglo V a.C., tuvo que imponer su autoridad en la Confederación Latina, organizarse políticamente y hacer frente a las luchas intestinas que protagonizaban patricios y plebeyos.
La expansión por la península itálica

Antes de iniciar la etapa de expansión por la península Itálica, los romanos tuvieron que enfrentarse a la invasión de los galos, los cuales, después de ocupar el valle del Po, se lanzaron sobre la Italia central y, tras derrotar a los romanos en el río Allia (390 a.C.), saquearon Roma. Los romanos se rehicieron rápidamente y consiguieron detener posteriores invasiones galas.

Roma tuvo que luchar nuevamente con sus vecinos: venció a los latinos y a los hérnicos, incorporó los territorios volcos y la Compañía (341 a.C.) y, a través de esta región, recibió la influencia helénica. Las ciudades latinas se sublevaron, aunque sin éxito, y Roma disolvió entonces la confederación latina, convirtiéndose en la capital del Lacio (338 a.C.).
Los romanos se adueñaron de la Italia central al vencer a los poderosos samnitas, los galos, los etruscos y los umbros. Finalmente, tras la victoria sobre Tarento y su posterior ocupación (272 a.C.), Roma estableció su dominio sobre toda la península itálica en el año 264 a.C.

Roma





La leyenda de Rómulo y Remo

Concluida la guerra de Troya, el príncipe troyano Eneas huyó derrotado y llegó hasta la región del Lacio, donde sus descendientes fundaron la ciudad de Alba Longa. En el siglo VIII a.C., reinaba allí Numitor, per su hermano Amulio lo destronó y mandó consagrar a la hija de aquel, Rea Silvia, como sacerdotisa, para impedir que tuviese herederos. Sin embargo, el dios Marte se enamoró de ella y de su unión nacieron dos gemelos, Rómulo y Remo. Amulio los mandó a ahogar en el Tiber, pero el encargado de hacerlo, en lugar de matarlos, lo arrojó al río en una cesta que terminó encallando en la orilla. Una loba los amamantó hasta que un pastor los encontró y cuidó de ellos. Al crecer, conocieron su origen, devolvieron el trono a su abuelo y fundaron Roma en una colina cercana a donde los había amamantado la loba. Rómulo mató a Remo y se convirtió en el primer rey de Roma.



Herencia cultural Griega



Creta y los pueblos invasores


El origen de la civilización cretense se remonta al III milenio antes de Cristo. Creadores de latalasocracia, los cretenses lograron hacia el año 2000 a.C. un importante desarrollo de su poderío marítimo, lo que les permitió el despegue de la expansión colonial, abierta gracias a la nueva ruta marítima entre Rodas y Chipre y los puertos fenicios de Biblos y Gadir. También se relacionaron con Egipto y Mesopotamia, de cuyas culturas recibieron una fuerte influencia.

De los fenicios copiaron su escritura lineal, aunque las excavaciones han puesto de relieve que los cretenses desarrollaron varios sistemas de escritura, el más tardío de los cuales fue el lineal B. Se inspiraron en los arquitectos babilónicos para la construcción de sus palacios de Cnosos, Festos, Haghia Tríada y Mallia.



El palacio cretense era un amplio complejo alrededor de un patio central, sin un plan regular, al que añadían habitaciones, escaleras, salones y pórticos con columnas, con muros pintados con frescos naturalistas de paisajes florales, animales exóticos y ambientes marinos. Estas construcciones dan fe de la consolidación y centralización del poder político de las familias aristocráticas, proceso que tuvo su apogeo durante la hegemonía de Cnosos. En la sociedad cretense coexistían comunidades urbanas, desarrolladas y cultas, con haciendas campestres y centros artesanales.


Micenas

Grecia fue invadida por pueblos bárbaros que procedían del norte de los Balcanes. Uno de ello, el aqueo, se estableció en el Peloponeso. Los aqueos llegaron a Creta hacia 1400 a.C. y, al entrar en contacto con una civilización superior, la adoptaron.



Crearon ciudades fuertemente amuralladas que eran los centros de reinos poderosos, siendo las más importantes Micenas, cuyos enormes muros ciclópeos se abren en la famosa “Puerta de los Leones”, Tebas, Troya, Mesenia y Tirinto.
Recorrieron el Egeo y dominaron parte de las costas del Asia Menor. Homero (siglo VIII a.C.) glosó en forma de epopeya una de sus campañas: la guerra de Troya. Los pueblos micénicos fueron consumados navegantes y grandes comerciantes, que no dudaron ni un momento en utilizar toda la fuerza militar de sus poderosos Estados burocráticos, inspirados en los modelos orientales de escribas y sacerdotes, para imponer sus productos.
  



Al igual que en Creta, gracias a la gran cantidad de tablillas de arcilla que se han descubierto en las excavaciones de Pilos, Micenas y Tebas, se ha podido descifrar la escritura micénica que corresponde también al lineal B. El hundimiento de las civilizaciones egeas continúa siendo un enigma histórico, aunque parece probada la existencia de un grave cataclismo natural (volcán, terremoto), combinado con las invasiones de los pueblos del mar, que atacaron, según consta en documentos egipcios, el valle del Nilo y las regiones vecinas.


Formación de los estados griegos



Hacia el año 1100 a.C. penetraron en esta zona los dorios, que destruyeron la cultura creto-micénica.

Fue también en esta época cuando empezó la llamada “Edad Media griega”, una larga etapa de formación que se prolongó hasta el siglo VIII a.C.
Uno de los procesos más importantes que tuvieron lugar en aquella época fue el de la formación de las ciudades-Estado griegas, surgidas de la fusión entre la población indígena y los invasores. Los Estados griegos abarcaban pequeñas comarcas con una ciudad como centro, la polis. En general, por su organización política y social eran monarquías, a la que sucedió un gobierno aristocrático (aristocracia) que en muchos de ellos derivó hacia la democracia.

Orígenes culturales de Occidente: Grecia



Orígenes culturales de Occidente: Grecia 


 Las bases culturales de la civilización helénica, en la arquitectura y la escultura, en el teatro y la poesía y la mitología, o en el pensamiento y la reflexión filosófica, han alumbrado la civilización europea y occidental. Las claves de este impacto del helenismo hay que buscarlas en la polis, la ciudad-Estado. El limitado espacio geográfico de la polis le permitió prescindir de grandes organizaciones burocráticas y esto obligó a los ciudadanos a participar directamente en las tareas de gobierno y gestión de la comunidad.




La polis estaba encarnada por la comunidad de ciudadanos, que administraban directamente el tesoro, ratificaban los tratados y decidían por mayoría sobre la guerra y la paz. Gracias a su capacidad de proyectarse hacia el exterior mediante nuevas colonias, que se independizaban desde su fundación pero pasaban a formar parte de la Hélade, la vocación universalista y los ideales democráticos helénicos, así como su técnica, su arte y su pensamiento, fueron penetrando en el mundo mediterráneo y occidental.

Espacio Geográfico de la Antigua Grecia



Aspectos geográficos y climáticos de la Hélade


El Mar

El Mediterráneo es un mar rodeado de tierras, baña costas de Europa, África y Asia. Está comunicado con el océano Atlántico y el mar de Mármara y éste, a su vez, se comunica con el Mar Negro.




Relieve y costas

El relieve de las tierras europeas del área es montañosa; con valles y pequeñas llanuras muy fértiles (ejemplo: la cuenca del río Po). Las costas son muy accidentadas con numerosos golfos, bahías, penínsulas, etc.



Penínsulas grandes

Una característica singular de la región es la existencia de grandes penínsulas: Ibérica, Itálica, Balcánica y Anatolia (llamada también Asia Menor).
El Mar está sembrado de islas, algunas agrupadas en archipiélagos, especialmente el Mar Egeo.


Clima



El clima es agradable en general, los días son templados. En algunas penínsulas se registran temperaturas extremas con inviernos muy fríos y veranos muy cálidos. 

Neolítico



Neolítico


Instrumento utlizados en la agricultura neolítica

Período comprendido entre los 5000 años y 2500 años a.C., y se desarrolló en varias zonas del planeta. Se le conoce como a Edad de la piedra pulida.


 Tribu realizando tareas agrícolas

CARACTERÍSTICAS

Economía: Aprovechamiento de la tierra con la agricultura y la ganadería, el trabajo significa la fuerza productora de riqueza, se origina la propiedad privada e inicia el comercio en forma de trueque.
Sociedad: Desarrollo de las clases sociales (comerciantes, funcionarios y sacerdotes).
Política: Aparecen los clanes, se construyen chozas cerca de zonas cultivadas para proteger el producto del trabajo.
Religión: Politeísta
Cultura: Se construyen herramientas y utensilios de oro y cobre, que fueron sustituyendo los realizados en palo y piedra. El arte rupestre se perfecciona y la música.


Al final del período Neolítico, el hombre aprende a realizar la aleación de los minerales y comienza a utilizar los metales. A este período se le denomina la "Edad de los Metales" y se subdivide en la Edad de Cobre, a partir del año 4000 a. C.; la Edad de Bronce, a partir de año 3000 a. C. hasta el año 1200 a. C; y la Edad de Hierro, gran importancia a partir del año 1400 a. C.

Mesolítico



Mesolítico


Hombres intentando dominar el fuego

Período intermedio entre el paleolítico y neolítico, no se determina una fecha exacta porque varía según el lugar y la civilización.




Hombres en la caza de un elefante marino

CARACTERÍSTICAS

Economía: Caza, recolección, pesca y se comienza a observar una incipiente forma de agricultura.
Sociedad: Crecen las comunidades y comienzan a destinarse las clases sociales: cazadores, artesanos, recolectores y líderes comunales.
Política: El sacerdote o jefe comunal ejerce mayor poder sobre la comunidad. Aparecen líderes en ciertas actividades.
Religión: Politeísta, con variantes como el culto a los muertos, la magia y la creencia que las almas seguían viviendo (animismo).
Aportaciones culturales: En el arte la escultura de Venus, bisontes, caballos, pinturas tectiformes basados en puntos y rayas, además de ser policromas.


Hombres Prehistóricos durante la cacería

Paleolítico



Paleolítico

En la imágen, restos arqueológicos: puntas de flecha


Período comprendido desde la aparición del hombre hasta 9000 años a.C. y se desarrolló en varias partes del planeta, básicamente en Asia, Europa y África. Se le conoce como la Edad de la piedra tallada.

 Puntas de flecha

CARACTERÍSTICAS

Economía: Caza y recolección.
Sociedad: Hordas sedentarias y vivían en cuevas.
Política: El sacerdote funge como gobernante, su función desde médico, brujo, científico, hasta hombre de Estado.
Religión: Politeísta, el hombre crea dioses a partir de los fenómenos naturales.
Aportaciones culturales: La música, imita los sonidos naturales; las herramientas o armas para la caza; el fuego y el arte mueble, que se expresa por medio de objetos de piedra, hueso o marfil. En mueble se utilizan la piedra o el hueso para grabados o dar forma a estatuillas y el arte rupestre, pinturas de animales en las paredes de las cuencas.




Dibujo de hombre primitivo modelado rocas


Prehistoria


Prehistoria






CONCEPTO: Se conoce como prehistoria a la etapa y factor del desarrollo de la humanidad que comprende el periodo desde la aparición del hombre en la Tierra, hasta la aparición de las primeras manifestaciones de escritura en los pueblos primitivos, los cuales ya contaban con herramientas, armas y utensilios adaptados a sus necesidades. Este proceso de adaptación al sistema de escritura, no se dio al mismo tiempo en los diversos pueblos primitivos.
La prehistoria intenta rastrear los pasos iniciales del hombre y reconstruir su pasado mas remoto, basándose en el análisis de fósiles humanos, animales y vegetales, instrumentos y herramientas fabricadas y las representaciones pictóricas, utilizando avanzada tecnología como el carbono 14 y el Potasio -
Argón.

OBJETO: La prehistoria tiene como objeto básico, investigar el proceso evolutivo de la vida hasta el momento en que aparece el hombre. Mediante el análisis del proceso geológico de la Tierra, la investigación de la flora y la fauna y el estudio climatológico anterior a la aparición del hombre.
La prehistoria trata de calcular la antigüedad del hombre sobre la Tierra. Estudia los orígenes, el desarrollo y las características culturales de los diferentes grupos humanos en las sucesivas etapas del periodo prehistórico.

FUENTES: Debido a la carencia de fuentes, el prehistoriador recurre a buscar la información en restos orgánicos fosilizados como planta, animales y el mismo hombre, utensilios domésticos, armas, estatuas, tumbas y monumentos de piedra, pinturas, estatuillas, adornos y algunos instrumentos musicales.


Como estudiamos historia


La escritura y el recuerdo del pasado

                Durante un larguísimo período de la historia, la humanidad no conoció la escritura.
Conocían el pasado valiéndose de la memoria personal o escuchando los relatos que hacían los mayores.

Tradición Oral Los relatos pasaban de una generación a otra hasta transformarse en unaleyenda o mito. Así recorrían espacios y tiempos; algunos llegaron hasta nuestros días. Esto es lo que se conoce como tradición oral

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Escritura En un momento de su historia, el hombre necesitó recordar muchas cosas y con precisión; entonces se ingenió para anotarlas simbólicamente. Es decir, mediante signos trató de representar lo que deseaba recordar. Las primeras formas de escritura fueron dibujos de objetos. A esta forma de escritura la llamamos pictográfica e ideográfica.

Escritura Pictográfica o iconográfica Se valió de estos símbolos gráficos para representar cantidades. Algunos historiadores sostienen que lo primero que escribió el hombre fueron números y operaciones aritméticas. Esta hipótesis supone que el origen de la escritura está vinculado al surgimiento del comercio.